domingo, 15 de marzo de 2015

LIDIA: EL PODER DE UNA MUJER.



Era mujer. Este dato es importante, por qué? porque se necesitaba diez hombres para organizar una sinagoga y, aparentemente, en Filipos faltaba quórum. De modo que las mujeres se reunían fuera de la ciudad para orar (Hechos 16:13).
Era devota: Lidia creía en el Dios de Israel, pero no se había convertido aún en seguidora de Jesucristo.
Prestaba atención: Un día, junto al río, el apóstol Pablo se acercó al lugar donde estaban reunidas las mujeres para orar, se sentó y comenzó a hablarles de Jesús... y Lidia escuchó.
Fue bautizada: Cuando la verdad de Jesucristo penetró en ella, al escuchar “el Señor le abrió el corazón para que respondiera al mensaje de Pablo”   (Hechos 16:14).  Esto le permitió recibir la verdad de salvación.  Lo primero que realizó como cristiana, su primer acto de obediencia y fidelidad a su Señor, fue bautizarse.
Era hospitalaria: No sólo abrió su corazón, sino abrió también su hogar.  El mensaje de Pablo le había ayudado.  Ahora deseaba ayudarlos a Pablo y sus amigos y brindarles un hogar lejos de su casa.
Era una mujer de negocios: Lidia había vivido en Tiatira , una ciudad famosa por sus costosas tinturas color púrpura.  Ahora que vivía en Filipos, Lidia vendía ropas confeccionadas con telas púrpura.  Debido al gran costo     de estos artículos, sólo los ricos y poderosos podían adquiridos.  Como comerciante de estas prendas tan caras y costosas, Lidia había prosperado.
Era generosa: Cuidaba de sus parientes y criados, pero también había abierto su hogar para avanzar la causa de Cristo.  Evidentemente su casa era amplia ya que la incipiente iglesia de Filipos se reunía allí (Hechos 16:40).
No es malo ni pecaminoso tener éxito en nuestras empresas.  Dios bendijo a Lidia con capacidad, Creativa y una sólida ética de trabajo, como lo ha hecho con muchas otras mujeres que lo aman.  Sin duda, Él espera que respetemos nuestras prioridades (Tito 2:3-5), que trabajemos afanosas con nuestras manos (Proverbios 31. 13) y de buena gana, como para Él (Colosenses 3:23).   Sin embargo, junto a las bendiciones de capacidad y prosperidad hay responsabilidades.  “A todo el que se le ha dado mucho, se le exigirá mucho” (Lucas 12:48)

  De modo que las que amamos a Dios debemos siempre recordar...

La fuente de las riquezas:
Tenemos que recordar al Señor “porque es él quien te da el poder para producir esa riqueza” (Deuteronomio 8:17-18).
El propósito de la riqueza: Tenemos que hacer “el bien”, de manera que podamos ser “ricos en buenas obras, y generosos, dispuestos a compartir lo que tenemos” (1 Timoteo 6:17-18)

FUENTE: MUJERES EXTRAORDINARIAS DE LA BIBLIA AUTORA ELIZABETH GEORGE