Dios decidió utilizar a una mujer como instrumento de su causa, ella era una mujer como cualquiera de nosotras, esposa, madre, amiga, creyente, patriota, que tomó un papel importante que trajo bendición a toda una generación completa, hemos tomado el nombre de Débora porque al querer parecernos a ella, estamos creyendo en la Palabra que si imitamos su obediencia, valor y fe, Dios hará que nuestras oraciones también traigan protección y visión a nuestras generaciones.
Vamos a hacernos tres preguntas sobre nuestro personaje principal para que al contestarlas nos animemos a imitar las características que la hicieron especial, para inspirarnos en su ejemplo y motivos de oración y repetir su pasión como intercesora y madre.
¿Quién fue Débora? Jueces 4:4 “En aquel tiempo gobernaba a Israel una profetisa llamada Débora, que era esposa de Lapidot. Ella tenía su tribunal bajo la Palmera de Débora, entre Ramá y Betel, en la región montañosa de Efraín, y los israelitas acudían a ella para resolver sus disputas”.
Débora fue una madre valerosa en la historia de Israel. Como les conté la última ves , Israel fue un pueblo muy terco, repetidas veces cayó en la idolatría y por ello, no sólo perdió todo sentimiento de conciencia nacional, de ética o doctrina sino que dejándose llevar por la corriente , perdió el temor a Dios, lo que le hizo sucumbir a la fuerza de los ejércitos enemigos. Débora fue la esposa de Lapidot, vivía debajo de una palmera, y desde allí, se hizo famosa por la sabiduría con que aconsejaba a todos aquellos que acudían a buscar un consejo de una mujer temerosa de Dios, la llamaban “la madre de Israel”, Jueces 5:7 ¡Yo, Débora, me levanté como una madre en Israel!
Débora era hábil, una mujer preparada en la Palabra, era audaz y emprendedora y además tenía el don de la profecía y del canto. Usando estos dones les recordaba a sus compatriotas los milagros que el Señor hizo por su pueblo y luego les profetizaba días mejores en el futuro. Como juez, administró justicia y dio consejos, su reputación era probada e inspiraba confianza. Ella fue la iniciadora de una estrategia para acabar con el enemigo del pueblo escogido, capitaneo del brazo fuerte de Dios y logró una victoria milagrosa, que hasta hoy podemos usar como ejemplo para imitar su fe.
Hay características que debemos considerar antes de empezar a llamarnos Déboras de oración, cualidades de su carácter que ayudaron no sólo que fuera conocida, sino y sobre todo amada y escuchada por Dios, miremos algunas de sus virtudes:
1. Una mujer fiel y sujeta a su esposo. “Esposa de Lapidot” el que fuera “juez” no le quitó que ella pusiera a su esposo en el lugar que le correspondía.
2. Reconocida por su sabiduría, más que renombre por un buen consejo, tuvo el honor de ser necesaria para guiar a todo un pueblo que andaba perdido.
3. Valiente y luchadora, no tuvo reparos en animar a los ejércitos a salir contra los enemigos que buscaban la destrucción del pueblo de Dios.
A través de toda la Biblia Dios ha puesto ejemplos de madres que perseveraron en oraciones fervientes, muchas nos hemos maravillado con las hermosas oraciones de Ana, madre de Samuel, con la oración de Miriam que suenan como cánticos de gratitud; la oración de María madre de Jesús, o Elizabeth, madre de Juan el Bautista, en las cartas de los apóstoles no encontramos más oraciones que nos sirvan de pauta para repetirlos, pero que interesante que si están detalladas las virtudes de las santas mujeres que supieron orar como a Dios le agrada. Creo que esto fue así adrede, sino todavía estaríamos repitiendo estas como si fueran rezos, en vez de buscar imitar sus ejemplos de conducta y santidad.
En las características que una mujer creyente debe tener el apóstol Pablo nos dice que debemos ser: Reverentes (respetuosas) en la conducta, sensatas (equilibradas, maduras), puras (verdaderas), cuidadosas del hogar, bondadosas (compasivas), sumisas (humildes y apacibles) a sus esposos, no calumniadoras (mentirosas o hipócritas) y buenas consejeras (maestras de la Palabra). Tito 2: 4-5 “Enséñales que sean reverentes en su conducta, y no calumniadoras ni adictas al mucho vino. Deben enseñar lo bueno y aconsejar a las jóvenes a amar a sus esposos y a sus hijos, a ser sensatas y puras, cuidadosas del hogar, bondadosas y sumisas a sus esposos, para que no se hable mal de la palabra de Dios”
Para ser una Débora de oración es necesario tener una conducta seria e íntegra, sana e intachable para que no pueda el enemigo decir nada de nosotras.
¿Por qué es necesario orar?
Era necesario orar porque: Jueces 5
1. Los hijos habían abandonado el camino.
2. Se habían perdido por sendas escabrosas (pecaminosas).
3. Los guerreros desaparecieron.
4. Los hijos escogieron nuevos dioses en vez del verdadero.
5. Porque no había ni un valiente que defendiera al pueblo de Dios.
6. Porque no había ni uno solo que piense.
7. Porque hay muchos cautivos, prisioneros de su propia ambición.
¿Creen que hay mucha diferencia entre aquel tiempo y lo que ocurre hoy? Nuestros hijos, los jóvenes de nuestro Perú han renunciado a la fe, andan vagando por sendas inmorales, buscando placer, su dios es el egoísmo, no hay temor a Dios; Los guerreros de oración son contados con las manos, casi no hay jóvenes que vivan la fe con valentía, son tan pocos que es casi un milagro que sobrevivan, por eso Satanás continúa la lucha contra ellos, su objetivo es desaparecerlos por completo. Los jóvenes han escogido sus propios dioses, ya no hay lugar para la compasión, el servicio o el verdadero amor, todo ha sido sustituido por la indiferencia, el materialismo y la pasión depravada. Amadas madres, debemos orar, debemos dejar de pensar que sólo nuestros hijos son responsabilidad nuestra, la verdad es que los jóvenes, los hijos han perdido el verdadero camino y la tarea que nosotras, ahora unidas, vamos a asumir es orar, para que Dios los rescate y los convierta en sus siervos.
¿Cómo vamos a orar?
Vamos a orar al estilo de Débora:
1. Con gratitud, levantando un cántico de alabanza y loor, porque él quiere conducir a sus hijos a través del desierto a la tierra prometida.
2. Con pasión, poniendo nuestro corazón en ellos, levantando a los príncipes del Señor, que Dios haga su perfecta voluntad en cada uno de ellos.
3. En Unidad, trabajando en unidad como una sola madre, asumamos el papel tal cual Dios lo planeó.
4. ¡Despiertas! Atentas, actuando para levantar a cada hijo con nuestra oración, discerniendo los tiempos, anticipándonos a los ataques del enemigo, perseverando para no darle tregua a Satanás.
5. ¡Con fuerza! Vistiéndonos de poder en el Espíritu Santo para que él interceda por nosotras con gemidos indecibles.
Si oramos como Déboras, nuestros jóvenes serán liberados, los prisioneros ya no morirán en el calabozo donde estaban cautivos, la oración fiel romperá los cerrojos de hierro y la liberación será completa. Ya nunca les faltará pan y lo más hermoso, Dios pondrá palabras en la boca de nuestros hijos, se convertirán en pastores, en misioneros, en sostenedores de obreros que agradecidos darán su vida para liberar a otros.
Salmo 144:12 “Que nuestros hijos, en su juventud, crezcan como plantas frondosas; que sean nuestras hijas como columnas esculpidas para adornar un palacio”.
Fuente: devocionalescristianos.org