y la esperanza se nos pierde en el horizonte,
y las puertas se cierran sin cesar...
Cuando todo a nuestro alrededor fenece,
la oscuridad cae sobre nuestra senda,
al abrir los ojos y ver tan sólo desolación
y el horizonte oscuro,
siento un vacio en mi corazón
y la tristeza se apodera por un instante
de mi alma...
Mas al verme y sentir que aún vivo,
puedo caer de rodillas y decirte mi Señor:
Gracias... gracias.
Tu fidelidad ha permanecido intacta
y mi senda dirige sus pasos hacia ti,
en medio del dolor tú fuiste mi consuelo
y mi fuerza en mi debilidad;
mi sustento cuando todo faltó,
mi luz en la oscuridad,
has sido mi oasis en el desierto.
Contigo siento vida y libertad.
Te amo mi señor.
Autor: Karim Magaldi, 2005
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